NOCHES MAGICAS


El viento, dibujó su sonrisa. Las estrellas iluminaron sus ojos. Y la luna, la luna,
vertió el brillo más intenso, en su pelo negro.
Caminaba descalza por la arena. Su andar desenfadado, se podía comparar al
al suave ir y venir de las olas, golpeando contra las rocas.
Era pura dulzura contemplarla. Su juventud y su frescura, rociaban sensualidad,
por cada poro de su piel. Su paso, dejaba un aroma embriagador, que despertaba
los cinco sentidos, de aquel que se cruzaba con ella.
Era como una cometa volando por el viento, a la que cortas las cuerdas, para que lo
haga libremente, y pueda dejar su estela por el cielo.
A lo lejos, al pie del mar, su amado.
La esperaba como cada noche.
Desde la distancia, se podía ver el brillo de su mirada al contemplarla.
Entonces, el silencio, se rompía en mil pedazos, por el acelerado palpitar de sus
corazones. Un abrazo tierno e interminable, fundía apasionadamente, dos
cuerpos enamorados, dos almas unidas por el más puro y eterno sentimiento.
Permanecían así durante unos instantes. Tan solo querían sentirse.
Solo un tenue y apacible te quiero, se entremezclaba con el compás apresurado,
de sus latidos. Noches mágicas, que bajo el embrujo de la luna, se hacían testigos
de aquel amor apasionado que sentían. De aquel interminable desfile de sentimientos,
que comenzaba, en el mismo instante en el que con suma delicadeza, juntaban sus labios.



-Melancolía-



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2 comentarios:

  1. ya lo has dicho tu todo,no se que añadir excepto que es muy hermoso,y sin palabras me he quedado,besos y abrazos

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  2. Asi es, poco se puede decir cuando no sólo lo has dicho todo, sino que me has hecho sentir el protagonista masculino de tu ardiente historia, al leerla. Genial.

    Abrazos.

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